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febrero 24, 2011

JOSHUA BELL - Famoso violinista toca gratis y es ignorado por el público

(VERSIÓN PARA MÓVIL)
CUANDO LA MÚSICA NO ES APRECIADA...
El diario Washington Post, en Washington D.C., realizó una especie de experimento sociológico, a principios del año 2007. La prueba consistía en colocar de incógnito a un virtuoso y afamado músico en una de las estaciones del metro de esa ciudad, para que ejecutase su instrumento ante los transeúntes, tal como lo haría cualquier otro músico de la calle (una costumbre común, de la cual muchos derivan su sustento).
     El escogido para esto fue Joshua Bell, un joven, pero muy talentoso violinista, de gran prestigio a nivel internacional. Sentarse en la primera fila de un auditorio para presenciar sus ejecuciones en un concierto puede llegar a costar miles de dólares. Pero en esa ocasión, Joshua Bell tocó en un Stradivarius (de millones de dólares) para una multitud y ¡totalmente gratis! Solo que, paradójicamente, esas personas no estuvieron interesadas en escucharle. Y eso lo veremos en este video.
          Joshua Bell, vistiendo jeans, un suéter de mangas largas y una gorra de béisbol, no lucía precisamente como un afamado músico a punto de dar un gran concierto. Sacó de su estuche un costosísimo violín Stradivarius que data del año 1710 (valorado en más de 3 millones de dólares); se reclinó contra la pared, junto a un bote de basura y comenzó a tocar el finísimo instrumento. Así, durante 43 minutos interpretó magistralmente unas 6 piezas clásicas, de gran complejidad musical.
          Durante ese tiempo pasaron frente a él más de mil personas, en medio del ajetreo y afanamiento de una "hora pico" ("hora punta") de la mañana (alrededor de las 8:00 a.m.), de un día viernes. Pero tan solo unas pocas personas se detuvieron por breves momentos a escuchar su música.
          Al final de cuentas, Joshua Bell recaudó la módica suma de $32.17, producto de las monedas que los pasantes dejaban caer dentro del estuche abierto del violín Stradivarius. El músico señaló al respecto, en tono de broma: "Actualmente, (esa paga) no está tan mal; considerando que serían alrededor de $40.00 la hora. Podría vivir de esto, y no tendría que pagar a un agente."
          El video titulado "Detente, y escucha la música", muestra, en breves minutos, parte de lo acontecido durante este experimento, mediante un video acelerado, con ciertos intervalos a velocidad normal. Joshua Bell está a la izquierda de la pantalla.
          En el minuto 1:36 (de este video) aparece en escena una dama que se sitúa frente a él y se queda allí hasta que el músico termina su intervención. Ya al final del video, ella le dice que lo reconoció, porque le había visto antes en la Biblioteca del Congreso; y que le pareció fantástico. Y que esa era una de las cosas que solo pasan en esa ciudad; a lo que el músico le agradeció.

( Si no te aparece este video, MIRA AQUÍ )

          Quizás muchos, de entre aquellas más de mil personas que pasaron por ahí, sabían apreciar la buena música y, en otro momento, bien hubiesen disfrutado un concierto de este músico. Pero en esa ocasión estaban demasiado inmersos en sus afanes, como para pensar en hacer un pequeño alto.
          El meollo del asunto no era tanto que no hubiesen reconocido a Joshua Bell (yo tampoco lo hubiera hecho, pues confieso que hasta antes de investigar y redactar este artículo, a mí también me era un desconocido). Más bien, lo que nos debería hacer reflexionar es el hecho de que casi ninguna persona quiso detenerse, ni siquiera por unos instantes, cuando al pasar, escucharon esa hermosa música.
          Todo esto me hace pensar en todas aquellas veces que no nos detenemos a apreciar las cosas hermosas de la vida. Muy a menudo los preciosos y pequeños detalles pasan desapercibidos ante nuestros ojos y nos los perdemos para siempre.
          Si hubieras pasado por esa estación del metro aquella mañana en que te regalaban ese precioso concierto musical, ¿te habrías detenido a escuchar, aunque fuese por unos pocos momentos? O simplemente, ¿habrías sido uno más de los muchos que siguieron apresuradamente su camino?
          Los buenos detalles de la vida, ¿pasan desapercibidos ante tus ojos? Al respecto, pregunto:
  • Anoche, ¿miraste en algún momento al firmamento, para contemplar el brillo de la luna, las relucientes estrellas o quizás, esperaste hasta ver un fugaz meteorito caer?
  • En el día de hoy, ¿te detuviste por un instante y alzaste tus ojos para admirar el celeste cielo sobre ti; o para  encontrar, escondidas entre las nubes, las curiosas figuras que en ellas esculpe el viento?
  • ¿Cuándo fue la última vez que recogiste alguna pequeña flor silvestre del camino, o seguiste con atención el vuelo de una mariposa, hasta que se escapó de tu vista?
  • ¿Sonreíste dentro de ti al escuchar la risa de algún niño, o el trino de un pájaro?
  • ¿Observaste con detenimiento tus propias manos, y te diste cuenta de todo lo que puedes hacer con esas maravillosas herramientas?
  • Si la fresca brisa acarició por un momento tu rostro, ¿inhalaste lo más profundo que podías, para llenar tus pulmones con ese aire?
  • ¿Saboreaste a conciencia el último vaso de agua fresca y cristalina que bebiste hoy, la cual sació tu sed?
  • ¿Meditaste en que te acostaste anoche a dormir y despertaste hoy, habiendo tantos otros que no lograron ver la luz de este día?
          Procura siempre apreciar los detalles de la vida y, sobre todo, agradecer al Dios del cielo por permitirte disfrutarlos.





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